Conjunto ordenado
y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema.
Para hallar la
solución de un cierto problema, pueden haber multitud de algoritmos que, siendo
todos correctos, requieran diferente esfuerzo, tiempo de cálculo o datos
intermedios.
Los algoritmos,
cuando se codifican en un lenguaje de programación, se convierten en programas.
Un mismo
algoritmo puede programarse de múltiples maneras, dependiendo del programador o
del problema concreto al que se aplique. Cuando el problema a resolver es
pequeño, suele ser indiferente emplear uno u otro de los algoritmos conocidos
para resolverlo; pero cuando el problema crece, las diferencias de esfuerzo
requerido por diferentes algoritmos puede llevar a programas que, siendo todos
correctos, tarden más o menos tiempo, o requieran más o menos memoria para
ejecutar. Por ello, en aplicaciones reales conviene elegir cuidadosamente el
algoritmo que se va a programar.
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