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Archivo de Noviembre de 2008

Seguimos con la sopa de siglas: RSM, RFID y siempre RUD

Lunes, 24 de Noviembre de 2008

En medio de las luces y las sombras del proceso evolutivo de la Sociedad de la Información (SI), con la emergencia insoslayable de la olvidada Energía, siguen creciendo sin pausa la funcionalidad instrumental y las aplicaciones de la Red Universal Digital. Ahora, las Redes Sociales Móviles (RSM, por sus siglas en español; MSN, en inglés, o sea, Mobile Social Networks), inician su camino prometedor con una gama prevista de servicios, cuyo futuro, como escribe José Miguel García Hervás en el Proyecto de Fin de Carrera de Teleco que defendió el 18 de noviembre, “está en su oferta combinada y convergente desde el teléfono móvil, aprovechando la tendencia a la interconexión de las redes de telecomunicaciones y la integración de los servicios en paquetes de producto, para ofrecer una prestación transversal de aquéllos basados en redes sociales y comunidades virtuales”. “La innovación, el desarrollo de nuevos servicios y la excelencia en todos sus ámbitos serán factores estratégicos en el devenir hacia la consolidación y el éxito de los SNS y MSNS” (nota: la última S es de Services). Añado, por mi parte, lo que escribí en la página 204 del libro que siempre nos sirve de marco de referencia en este blog: No nos olvidemos de que sobre la pura infraestructura se apoyan capas aplicativas, a las que, de manera amplia, llamamos aplicaciones, herramientas y contenidos; sin la infraestructura no existirían, pero ellas son las que crean directamente las posibilidades de transformación social, la infraestructura sólo es el soporte.

Dicho proyecto, tanto por su estructura, como por su calidad, densidad y actualidad, constituye un extraordinario análisis estratégico de las redes sociales en el móvil que debería poder ser leído por toda persona interesada seriamente en estos temas y estamos intentándo que sea así. En lo que a mí concierne, lo considero además como un refuerzo del concepto de Red Universal Digital, al margen del agradecimiento que como exalumno me dedica en su nuevo blog. Dato curioso: el proyecto tiene al principio un glosario de unas 120 siglas utilizadas a lo largo de sus 240 páginas en formato A4.

Otro trabajo reciente de unos compañeros de mi Escuela, publicado dentro de la colección de Informes de Vigilancia Tecnológica madri+d, me trae a la memoria las siglas RFID, que ya traté en mi libro “Más allá de Internet: la Red Universal Digital” . Si lo traigo ahora aquí es por señalar su contraste con el trabajo citado en los párrafos anteriores. Las RSM representan un ejemplo más de la tendencia, imparable desde que salieron los computadores personales, a la socialización de la tecnología digital; los circuitos RFID, en cambio, son representativos de otra tendencia: la cosificación de la tecnología digital. En la sección “Bits dentro de las cosas”, dentro del capítulo Informática ubicua , se explica cómo se fusiona el mundo digital con el mundo físico: “metiendo” en las cosas máquinas informáticas, procesadores, circuitos, antenas, sensores, en fin, dispositivos varios, e interconectándolas por medio de redes, para construir un entorno material cada vez más “inteligente”.

En la página 174 de dicha sección se citaba, entre otros ejemplos, el de los microchips RFID (Radio Frequency IDentification; en español, Identificación por Radiofrecuencia, pero no hay siglas), “microchips con antena, usados en principio como etiquetas inteligentes integradas en los objetos, sustituyendo al código de barras, cuando ello sea económico”. La diferencia técnica con el código de barras es que éste utiliza señales ópticas para transmitir los datos entre la etiqueta y el lector, y el chip RFID lo hace con señales de radiofrecuencia, como su nombre indica. Se menciona allí su uso por la firma italiana de ropa Benetton, así como se referencia un artículo de la revista The Economist, de 8 de febrero de 2003, titulado “The best thing since the bar code”, donde se describe la decidida adopción de esta tecnología por parte de la empresa Gillette, una de cuyas aplicaciones previstas “consistirá en combinar etiquetas inteligentes con estanterías inteligentes, dotadas de dispositivos que leen a corta distancia la información radiada por las tarjetas, además de detectar su llegada y su partida. Las estanterías enviarán mensajes a un ordenador comunicando cada entrada o salida, así como notificando circunstancias especiales, pero no raras, como robos”.

Fuera de estos o parecidos usos comerciales o industriales, incluyendo como acaba de hacerse en mi Escuela para ciertas tareas relacionadas con la gestión de libros en bibliotecas, ¿podríamos imaginar la utilización de estas tecnologías para detectar objetos olvidados en el cuerpo de un paciente después de una intervención quirúrgica, por poner un ejemplo? Ya lo creo y muchos ejemplos más, utilísimos y beneficiosos, en el territorio de la práctica médica, como demuestra el anteriormente citado informe madri+d, que puede leerse aquí completo Tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID): Aplicaciones en el ámbito de la salud   

¿La tercera revolución industrial?

Sábado, 22 de Noviembre de 2008

En mi libro de 2004 “Más allá de Internet: la Red Universal Digital”, alrededor de cuyos conceptos más o menos giran casi todas las entradas de este blog, a medida que la realidad los va reforzando, escribí que parecía que la llamada “nueva economía” o “economía digital”, pensada para un espacio de información, olvidaba la existencia insoslayable del mundo material (pag. 104), cuando lo cierto es que habitamos una realidad muy compleja, donde habría que “diseñar y gestionar estructuras sociales complejas basadas en los cinco elementos interrelacionados el conjunto que R. Rodríguez Delgado  llamaba matergon: materia (mater), energía (ergon), información, comunicación y organización”. Siguiendo esa línea, el 31 de julio de 2008 publiqué en este blog una entrada argumentando que sobra información, falta energía ; “en estos momentos de crisis económica la realidad nos empuja a desplazar nuestra atención desde la información hacia la energía”.

Abundando en el mismo tema, en la sección “Eco-economía” (pags. 108-111) del capítulo titulado “Complejidad”, dentro del conjunto de capítulos denominados “Lecciones de economía digital”, me hacía eco (precisamente) del libro de Jeremy Rifkin dedicado a la economía del hidrógeno de la siguiente forma (palabras de Rifkin entrecomilladas): “utilizando los mismos principios de diseño y tecnologías que han hecho posible la Red Mundial de Información (World Wide Web)”, en la que millones de usuarios prosumidores podrán compartir energía peer-to-peer, es decir, horizontalmente, en un sentido social. En opinión de Rifkin, las actuales centrales eléctricas podrían convertirse en centrales eléctricas virtuales.

Pues bien, entrevistado el 25 octubre de 2008, Rifkin, quien, al parecer, es vegetariano, asevera que la producción y el consumo de carne es la segunda contribución del hombre al calentamiento global: tenemos 1.300 millones de vacas ¡qué sorpresa! emitiendo metano. Pese a ello, se confiesa amante de los animales y de la naturaleza. Pero lo que nos interesa aquí es que Jeremy teoriza y anticipa la Tercera Revolución Industrial. Transcribo algunas de sus opiniones:  ”estamos en el ocaso del viejo régimen de la energía, comandado por el carbón y por el petróleo (y también por el uranio), que son las energías que movieron la primera y la segunda revolución industrial y el proceso de globalización en los últimos 150 años”. 

Las grandes revoluciones económicas de la Historia -sostiene Rifkin- suceden cuando se reorganizan la energía y la forma de comunicarse (¿no nos suena esto al matergon al que me refería más arriba?), por lo que democratizar la energía, como ha ocurrido con la comunicación, sería la base de la Tercera Revolución Industrial. En la misma línea de “centrales eléctricas virtuales” que recogía yo en mi libro, Rifkin emite su concepto de intergrid, la internet de la energía, que es a lo que supongo que se ha referido Tom Raferty en su charla en el EBE (Evento Blog España, Sevilla) hace unos días cuando habló de GRID 2.0 (red de segunda generación) , una especie de Electranet para la gestión energética inteligente. ¡Cómo iba a faltar el 2.0!  Denomina a la gestión actual de la electricidad basada en el petróleo “Electricidad 1.0″.

Ahora bien, si miramos a la realidad político-económica más actual de estos días en nuestro país, concretada en las maniobras de la empresa rusa de petróleo Lukoil de hacerse (sin acudir a una OPA, excluyendo así a los accionistas llamados pequeños ahorradores) con el control de Repsol, el primer operador español de la industria petrolera y a la vez accionista importante en Gas Natural y en Unión Fenosa (electricidad), no vemos nada de esos vectores de democratización, sólo se ve afán de poder y dinero. ¿Qué diría de esta operación la profesora S. Zuboff, citada en la página 124 del capítulo “Dirigentes” de mi libro como propulsora teórica en 2002, junto con J. Maxmin, de la necesidad de un capitalismo distribuido o democrático?.