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Turistas digitales

En los últimos tiempos nos hemos dedicado mucho a hablar y escribir, incluso en este mismo blog, sobre los nativos digitales  y también sobre los inmigrantes digitales. Los primeros conviven desde sus más tiernos años con la densa tecnología digital que nos rodea y eso parece que puede desarrollar en su cerebro un proceso de formación de una inteligencia estructural y funcionalmente diferente a la de sus mayores, hermanos, amigos o padres, cuyos años de educación inicial transcurrieron en un entorno analógico, proceso al que llamé en agosto de 2006 noomorfosis digital. Parece evidente que desarrollan una foma de inteligencia que podríamos llamar inteligencia digital  y, a medida que crecen, contribuyen, probablemente en mayor medida que cualquier otro factor, a aumentar el grado de digitalidad mental y también de digitalidad social del conjunto de infociudadanos.

En cambio, los inmigrantes digitales son aquéllos que, habiendo vivido y operado durante una gran parte de su vida o toda ella en un espacio informacional analógico, por deseo o por necesidad entran o intentan entrar a vivir y actuar en un espacio informacional nuevo, el digital, densísimo en una tecnología que tiende a cambiarlo todo. Estas personas, después de serios esfuerzos y de experimentar dificultades e incertidumbres, van transformando poco a poco su mentalidad y su forma de inteligencia (gracias a la plasticidad cerebral) y a ese proceso de transformación para adaptarse eficazmente a las posibilidades del Nuevo Entorno Tecnosocial lo llamé en su día noometamorfosis digital.

Pero también hay numerosos ciudadanos que no están muy dispuestos a incorporar a su cabeza y a su quehacer unas capas reales de infociudadanía y cuando parece que están actuando en el sentido de mirar algo en Internet, manejar un mínimo de correo electrónico o cualquier cosa semejante, puede comprobarse objetivamente que en general suele tratarse de una actuación muy superficial, sin verdadero esfuerzo para cambiar, asemejándose al que visita una ciudad material o un territorio geográfico nuevo, no con la intención de  asentarse en él con el objetivo de ganarse el sustento, sino para recorrerlo durante unos días, contemplar unos monumentos, entrar un rato en un museo, dar unas cuantas vueltas, comer un día aquí y otro allí y luego largarse de nuevo a su tierra. Evidentemente, éstos no son inmigrantes, son simples turistas. Por supuesto, también hay los que ni tan siquieran son visitantes, simplemente permanecen encerrados en su territorio informacional de toda la vida, por lo que podrían ser calificados metafóricamente como inmovilistas analógicos.

En el día de ayer, durante el coloquio posterior a la presentación en mi Escuela del libro “La empresa en la Web 2.0″, escrito por Javier Celaya, los comentarios del autor nos llevaron a considerar el hecho de la falta de evolución de muchas empresas en este terreno, sumergidas en una línea conservadora y tradicional alejada de la auténtica innovación tecnológica, las inciertas expectativas de cambio en el uso de estas herramientas infotecnológicas y otros aspectos que sin duda podríamos relacionar con los procesos de construcción equilibrada de una sociedad moderna, a la vez analógica y digital (la famosa creación destructiva de Schumpeter). 

En coherencia con lo expuesto en este párrafo mi comentario en público lo enfoqué hacia la existencia de gentes a las que si las teníamos calificadas, por lo menos no les habíamos dado un nombre para clasificarlas y retratar su perfil en este ámbito infociudadano. No pueden ser considerados como inmigrantes digitales, son turistas digitales, que es una cosa muy distinta, y que, por desgracia para nuestros necesarios procesos de transformación socioeconómica y educativa, abundan entre nuestros dirigentes empresariales y mediáticos, en el sector del profesorado y, por supuesto, constituyen la casi totalidad de nuestra clase política.

A ver si en los próximos informes sobre el estado de la Sociedad de la Información en España nos empiezan a cuantificar el porcentaje de turistas digitales, en el sentido de personas cualificadas con un cierto grado en la escala de la digitalidad mental, tal como se explica en este “post”, y no como el turista viajero tradicional informado por medios digitales . Creo que es un dato que merecería la pena conocer, para evaluar un poco más realísticamente esta famosa Sociedad, que no se nos cae de la boca.

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